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Aula Magna 10

CRÓNICAS VIAJERAS

Una Primavera en Praga


  • Antonio Medina Díaz

 
      He de confesar que siempre tuve un interés especial por conocer Praga. Y he podido realizar el año pasado ese deseo postergado durante tanto tiempo, cuando la primavera estaba avanzada y la ciudad se manifestaba en todo su esplendor. Nada más llegar al aeropuerto internacional de Ruzyné, situado a treinta kilómetros de la ciudad, comencé a recordar los sucesos de aquella otra primavera de hace cuarenta años cuando miles de ciudadanos se levantaron por la libertad, en un acto heroico, sin éxito, con las armas del lenguaje, ante las tropas de ocupación que imponía la “pax soviética”. Era una revolución que buscaba “el socialismo con rostro humano”. “Los checos recordamos todavía la fecha y el año en que el mundo se olvidó de nosotros”, me decía Jana, la guía que nos acompañó.

      Pero los tiempos son otros y el pueblo checo vive conciliado consigo mismo y con su propio futuro aunque estén presentes todavía aquellos nubarrones de angustia del pasado.

      Praga, Praha, en checo, situada en las orillas del río Moldava, capital y la mayor ciudad de la República Checa, que cuenta con una población de 1,5 millones de habitantes, tiene y recibe varias definiciones para nombrarla: “ciudad de las cien cúpulas”, la “ciudad dorada” y el “corazón de Europa”.

      Pero hagamos un poco de historia. En 1918, como consecuencia de la Primera Guerra Mundial, se fundó Checoslovaquia y no sería hasta 1989 cuando se declararía país libre del dominio comunista. Cuatro años después, en 1993, se decidió pacíficamente la división en dos naciones: la República Checa y Eslovaquia. El primer presidente de la nueva nación checa fue el dramaturgo Václav Havel.

      Con un buen plano se puede recorrer la ciudad. Praga se divide administrativamente en 22 distritos, numerados del 1 al 22. En los rótulos donde aparece el nombre de las calles se puede leer el número del distrito al que pertenece. Lo que podemos considerar la parte histórica de Praga está constituida por cuatro zonas de importancia: Staré Mesto, Nové Mesto, Malá Strana y Hradcany. 

      Praga es una ciudad próspera, con alto nivel de vida y llena de monumentos y bellezas arquitectónicas. Está considerada como uno de los centros culturales más importantes de Europa Central con una gran tradición en eventos como festivales de cine, musicales y literarios. La actividad teatral y operística representa una excelente oferta durante todo el año, con el Teatro Nacional y de la Ópera, el Ballet Nacional, entre otros, que se pueden visitar. También es necesario visitar el Museo Nacional que ocupa un edificio neorrenacentista situado en la famosa
plaza de Wenceslao, la principal de la ciudad. Su vestíbulo central sirve también de panteón de personajes ilustres checos.

      Es conveniente ir a Praga sin prisas, contemplando los monumentos, comulgando con la vida pausada de una ciudad que ofrece una historia restaurada en fachadas y monumentos, saboreando su comida.

      El entorno destaca por sus iglesias y la Sala Smetana, sede de la Orquesta Filarmónica checa. En la plaza Jan Palach se sitúa el Palacio de Cultura y la Sala Dvorak, en el Rudolfinum.

      Continuando el paseo podemos visitar la catedral de San Vito, en Hradcany, la Iglesia de San Nicolás en la ciudad antigua y el Ayuntamiento, en cuya fachada se puede contemplar el reloj astronómico que concentra a numeroso público porque cada vez que da la hora salen unas figuras que representan a los doce apóstoles y otros personajes.



      Es recomendable la visita al Museo Judío que posee una de las mayores colecciones de arte judío de Europa e incluye las sinagogas Maizal, Española y el cementerio. Y el Museo Franz Kafka que alberga las primeras ediciones de sus libros, así como la correspondencia personal del autor.

      El Barrio Pequeño (Malá Strana), situado junto al Barrio del Castillo, está lleno de esplendorosos palacios, iglesias, monumentos y plazas: el Puente de Carlos, el más antiguo de Praga, decorado con 30 estatuas de estilo barroco es peatonal y lugar de aglomeración de turistas donde nos podemos encontrar a numerosos españoles que te dirán que es una ciudad para visitar en varias ocasiones; el Ayuntamiento Viejo y la Sinagoga Vieja.

      La Ciudad Nueva (Nové Mesto) que comprende la casa Danzante, la plaza de Wenceslao, es centro comercial de la ciudad coronada por la estatua de san Wenceslao, patrón de Bohemia. Otros atractivos del distrito son la Puerta de la Pólvora, la calle Na Prikope y la plaza de Carlos.

      En la República Checa no está todavía en circulación el euro que se cambia por 24,15 coronas, en los bancos; pero se admite en algunas tiendas. Hay que tener mucho cuidado al efectuar los cambios de euros a coronas y hacerlos teniendo presente el cambio oficial. Pero no obstante, para abonar las compras, es preferible utilizar tarjetas de crédito.

      Para el traslado a través de la ciudad se puede utilizar el metro que se compone de 3 líneas: línea A, verde; línea B, amarilla; y la C, roja. El precio del metro es de 26 coronas y la tarjeta mensual de 1400 coronas. Existen 26 líneas de tranvías y varias de autobuses. Los trayectos en taxi resultan a un precio asequible si se utilizan los pertenecientes a compañías regulares.

      Se puede comer indistintamente en restaurantes (restauraces), cervecerías (pivnice) y bodegas (vinarnas) que ofertan comidas copiosas. La mayoría de los platos se sirven acompañados de los denominados knedliky, una bolitas muy sabrosas y suelen comenzar por una sopa tanto al mediodia como por la noche, entre las que destacan la kulajda, de verduras y la zeleninova polecká, hecha de legumbres; también se sirven consomés y a continuación gran variedad de carnes y pescados elaborados de forma tradicional dependiendo de la categoría del lugar elegido. Toda la comida estará acompañada por buenas cervezas - la excelente cerveza checa- de distintos colores y sabores con precios que suelen ser asequibles a nuestros bolsillos.

      Existen varios periódicos, los más importantes son DNS, BLESK y PRAVO cuyo precio está alrededor de 10 coronas por ejemplar y otros de distribución gratuita con cabeceras idénticas a las de España. Se editan libros de tipo novela cuyo precio de venta está entre 150 y 400 coronas.

      Desde 1992 el casco histórico de la ciudad es Patrimonio de la Humanidad y su belleza y monumentos históricos la convierten en una de las ciudades más bonitas de Europa.