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LOS PROGRAMAS UNIVERSITARIOS DE MAYORES EN LA UNIVERSIDAD DEL SIGLO XXI


  • Mª Adoración Holgado
Secretaria de la Asociación Nacional de Programas
Universitarios de Mayores (AEPUM)
 
      Creemos que uno de los desafíos más importantes para la construcción de la Europa que todos deseamos debe armonizar el conseguir una sociedad más científica pero también más solidaria, más culta pero también más libre, más productiva pero también más justa, con mayor desarrollo económico pero también con un mayor desarrollo de valores éticos.

      El Informe a la UNESCO sobre la educación para el siglo XXI titulado La educación encierra un tesoroafirma que: “… la educación constituye un instrumento indispensable para que la humanidad pueda progresar hacia los ideales de paz, libertad y justicia social… no como un remedio milagroso sino como una vía, ciertamente entre otras pero más que otras, al servicio de un desarrollo humano más armonioso, más genuino…”

      El Espacio Europeo de Educación Superior en que quieren converger las Universidades europeas, plantea nuevos retos también a los Programas Universitarios para Personas Mayores, bastante consolidados en España, cuya finalidad no es la formación de profesionales, sino el desarrollo personal y social a través de la formación cultural universitaria. Esos retos nos empujan a seguir trabajando en algunos aspectos para confluir con la Universidad del siglo XXI.

I. DEFENDER EL COMPROMISO DE LA UNIVERSIDAD CON EL DESARROLLO SOCIO-CULTURAL DE TODA LA SOCIEDAD


      Las universidades como instituciones de la sociedad y para la sociedad deberán tener entre sus preocupaciones (funciones o papeles) la de participar de forma activa en los cambios sociales y no sólo ser testigo o adaptarse a ellos. Entre esos cambios, en los que la universidad debe participar, está también el de “humanizar” a las personas y a las estructuras sociales.

      La universidad tiene el derecho (función) y la obligación de difundir la cultura, de potenciar la reflexión y la crítica, de formar en valores también a grupos amplios de personas que demandan sus servicios como son las personas mayores.

      Esta función no es incompatible con la producción de conocimiento y desarrollo de la investigación, ni con la de formar profesionales competentes, ni con la de innovación.

      Otras Instituciones y Centros también cumplen una función cultural y formativa de las personas mayores a veces para dar los títulos correspondiente, como hay organismos que investigan, que hacen innovaciones y que forman profesionalmente, pero es oportuno que se diversifiquen y se expliciten las ofertas para que cada persona pueda elegir.

2. DIVERSIFICAR LAS OFERTAS

 
      Abrir la universidad a las personas mayores significa poder realizar múltiples ofertas como las que se han venido haciendo por distintas universidades españolas:

• Programas específicos con una estructura más o menos abierta, en estas propuestas creemos que es conveniente seguir consensuando unos mínimos comunes que nos identifiquen.
• Cursos monográficos de diverso tipo, duración y contenido que podrán irse adaptando a la demanda.
• Oferta de asignaturas de diferentes Titulaciones en las que los mayores cursan algunas materias de los Planes de Estudio de los más jóvenes.
• Ofertar algunas de las asignaturas que se incluyen en los programas específicos de mayores o en los cursos monográficos, a los alumnos que cursan algunas Titulaciones de Grado.

3. POTENCIAR LA INVESTIGACIÓN


      Es una de las funciones clásicas de las universidades y los diferentes documentos que se vienen elaborando por las Comisiones europeas incluyen la investigación como “un rasgo definitorio de las universidades de Europa”. En los programas universitarios para mayores deberíamos potenciar la investigación en un doble sentido:

• Produciendo investigaciones sobre los propios programas, Tesis doctorales, investigaciones interuniversitarias, etc.
• Aprovechando las capacidades, la experiencia, los conocimientos y la disponibilidad de algunas personas mayores que tienen mucho que aportar como colaboradores en investigaciones institucionales.

4. TENDER A LA EXCELENCIA


      Los programas universitarios para mayores deben tener la calidad que se espera de una institución de enseñanza superior, tanto en su planificación como en su desarrollo: selección del profesorado, metodología, medios, etc. así como en su evaluación para la que deberemos seguir buscando indicadores significativos, válidos y fiables de la calidad de los programas y de sus repercusiones en diferentes ámbitos: alumnos, profesores, familias, grupos sociales, etc.

5. DIVERSIFICAR LA FINANCIACIÓN


      La obtención de recursos para financiar estos programas es uno de los temas que ha ocupado y preocupado, un tema que ya incluimos en el III Encuentro que tuvo lugar en la Universidad Pontificia de Salamanca en febrero de 1999. ¿Quién debe financiar estos programas? Depende de cómo se entienda esta oferta: Si la educación, que por supuesto es permanente, es un derecho de los ciudadanos ¿es adecuado que se destinen algunos recursos destinados tradicionalmente a la educación de los más jóvenes? Si los Programas se entienden como una prestación social ¿deberán financiarse por los Servicios Sociales, destinando recursos que podrían financiar mejoras asistenciales? Si se consideran como una oferta cultural específica ¿podrían financiarse por los que ahora llaman algunos autores “consumidores” de bienes culturales?

      Una buena estrategia sería diversificar las fuentes de financiación tanto de organismos públicos: Europeos, Nacionales, Autonómicos y Locales como de entidades privadas, procurando que ni unos ni otros interfieran en la autonomía académica aunque es legítimo y conveniente que controlen el gasto realizado. Las tasas por matrícula de los alumnos pueden suponer otra vía de financiación, al menos complementaria, siempre que no se repita, para muchas de estas personas, una segunda exclusión por razones económicas, pero tampoco eludir la responsabilidad de ayudar a financiar unos servicios a los que tienen derecho pero que alguien tiene que pagar.

      Con la diversificación de ofertas es más fácil diversificar la financiación.

6. FAVORECER EL DESARROLLO LOCAL Y REGIONAL Y LA APERTURA INTERNACIONAL


      Es una de las propuestas de la Comisión Europea para las universidades. El desarrollo cultural de regiones, incluyendo las zonas rurales, se puede facilitar creando redes regionales que potencien su actuación, intercambien profesores, alumnos, líneas de investigación. 

      Esta regionalización no debe restringir sino potenciar la apertura a otras universidades nacionales e internacionales.

7. FOMENTAR LA MOVILIDAD DE ALUMNOS Y PROFESORES


      Los intercambios de alumnos mayores para asistir a las aulas de otras universidades nacionales y/o, extranjeras facilitan enfoques diferenciados de aprendizaje, y enriquecen el conocimiento mutuo.

      El intercambio de profesores también pueden ser una forma para mejorar la calidad de los programas. Aunque se han realizado algunas experiencias de este tipo, sería conveniente que se normalizara, para lo que se precisan apoyos económicos y reglamentación incluso académica.

8. POTENCIAR EL ASOCIACIONISMO DE ALUMNOS Y ANTIGUOS ALUMNOS DE LOS PROGRAMAS


      La experiencia que tenemos de que una gran parte de los alumnos que cursan los Programas de Mayores quieren seguir en la universidad hace necesario buscar y/o consolidar alternativas que faciliten a las personas que lo deseen continuar su formación a lo largo de la vida con vinculación a las universidades: participando en diversas propuestas como las que indicamos en algún apartado anterior, con formación on-line, etc.

      Además es muy importante potenciar las Asociaciones en las que los mayores gestionen su formación y aprovechen las ofertas formativas tanto las que ofertan las universidades o las ellos programan como las que les brinda el entorno (exposiciones, teatro, cine, etc.) y establezcan cauces de participación activa en la sociedad.

      En definitiva, caminar hacia una universidad europea que sirva de referencia mundial deberá hacerse mejorando su producción científica, técnica e investigadora, pero también mejorando el nivel cultural y el desarrollo de los valores en sus ciudadanos,creo que así ayudaremos a que la Universidad sea más universal es decir más Universidad.


DELORS, J. (Presidente, 1996) La Educación encierra un tesoro.
Informe a la UNESCO de la Comisión Internacional sobre la educación
para el siglo XXI.
Ediciones UNESCO. Santillana. Madrid


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