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Aula Magna 15
EL PROGRAMA DE MAYORES DE LA UNIVERSIDAD DE EXTREMADURA
Director del Programa Universitario de Mayores
- Florentino Blázquez Entonado
de la Universidad de Extremadura
Desde hace algunos años está aumentando la población mayor de 65 años en el mundo y se espera que este número continúe en aumento hasta, al menos, mediado el siglo XXI. Si tenemos en cuenta la pirámide de población actual y su tendencia hacia el futuro, nos daremos cuenta del elevado potencial demográfico que presentan estos individuos.
En Europa, hay ya cinco países que registran un porcentaje de población mayor superior al 30% sobre su total de población son Italia, España, Gran Bretaña, Francia y Portugal. La mayoría de ellos están retirados de su vida laboral, siendo España el país que registra el menor porcentaje (35%), frente a Italia, Francia y Reino Unido (50%). En España hay actualmente más de 6 millones de personas que superan los 65 años de edad. Y de ellas, hay un millón más de mujeres que de hombres. Las causas las debemos buscar en la disminución de la natalidad y en el aumento de la esperanza de vida, con motivo de las mejoras en la alimentación, en el ocio y en las condiciones de trabajo, que reducen la mortalidad.
También se están produciendo en toda Europa cambios profundos en la gestión del conocimiento. Frente a la obtención de un título, la clave es ahora la formación continua. El aprendizaje a lo largo de toda la vida ha dejado de ser un lujo, para convertirse en una necesidad básica, puesto que la educación se ha convertido en uno de los pilares fundamentales de los derechos humanos, de la democracia, del desarrollo de los pueblos y de la paz, valores que la comunidad europea ha suscrito desde sus comienzos. De hecho, han sido reiteradas las recomendaciones del Consejo de Europa sobre el tema de la formación permanente de sus ciudadanos.
En el marco de estos principios tan en línea con la filosofía de la Europa de los pueblos, las Universidades de Mayores son una de las más importantes atenciones para con ellos.
Al mismo tiempo, pensamos que abrir la Universidad a las personas mayores supone compartir un concepto distinto de universidad. Y supone aceptar: que se puede aprender a cualquier edad, que la formación universitaria no debe estar orientada solamente a formar profesionales y que la educación es un proceso que dura toda la vida.
Por otro lado, la sociedad comienza a estar convencida de que la Universidad es una necesidad en todo su conjunto, tanto en la producción del saber como en el retorno inmediato de sus valores a la comunidad.
El hecho de que los centros de enseñanza superior se ocupen de suministrar a los mayores una formación o unos conocimientos específicos forma parte del ámbito en el que se debe mover la propia universidad. Naturalmente, no es un objetivo fundamental, pero se ha convertido en uno de los proyectos más ambiciosos del panorama educativo español a la vez que ha pasado a ser en muchas universidades un programa contemplado con cariño y entusiasmo.
En los últimos años han surgido distintas iniciativas y programas universitarios en claro proceso de extensión y generalización en toda Europa y también en nuestro país. De las aproximadamente 70 universidades que existen en España, más de 50 cuentan con este tipo de programas. Programas que nacen de la creciente demanda de la población mayor de lograr una formación que transciende a la alfabetización y es posterior a la misma.
Todo ello es producto, a nuestro juicio, de un momento singular en el que confluyen varias circunstancias:
Porque no es menos cierto que la Universidad también ha sentido la necesidad de salir del campus y mirar hacia la sociedad.
La junta directiva de la Asociación Española de Programas Universitarios para Personas Mayores (AEPUM) solicitaba en el año 2003 “la integración de los estudios universitarios para personas mayores en el espacio europeo de educación superior”. Ya en ese momento se solicitaba al Ministerio de Educación español el reconocimiento de éstos y su consideración como parte integrante de dicho espacio europeo y ahora lo reiteramos desde estas líneas. No debería demorarse la normalización de estos estudios dentro de la estructura universitaria, formando parte del proyecto educativo de las respectivas universidades, así como la integración de los programas universitarios para personas mayores dentro del Espacio Europeo de la Educación Superior, donde consideramos que estos programas tienen un lugar específico.
El fuerte incremento experimentado por estos programas en todos los países europeos en los últimos años hace previsible que el proceso de convergencia europea, con las oportunas adaptaciones, tenga en cuenta a este alumnado y las posibilidades que en un futuro inmediato se abrirán para el intercambio y la movilidad de los mismos.
También se ha reconocido entre nosotros esa importante atención social y se está atendiendo la nueva demanda de educación superior por parte de nuestros adultos, conscientes de que la educación es uno de los pilares de los derechos humanos, de la democracia y del desarrollo de los pueblos. El convencimiento por parte de la Junta de Extremadura y de la Universidad extremeña de que la enseñanza ha de democratizarse y estar al alcance de todos los ciudadanos, dio origen, hace una docena de años, al Programa Universitario “Universidad de Mayores de Extremadura”, un proyecto de desarrollo científico-cultural, dirigido a promover la ciencia y la cultura especialmente a unos mayores que pertenecen a una generación que por múltiples razones vio limitadas sus posibilidades de acceso a las aulas universitarias.
El Programa está dirigido principalmente a las personas mayores de 55 años sin necesidad de titulación previa y sus 1.300 alumnos actuales asisten a sus aulas en las seis sedes repartidas por toda la geografía regional: Badajoz, Cáceres, Mérida, Plasencia, Don Benito-Villanueva de la Serena y Zafra. El vehículo de promoción y desarrollo personal que supone la ciencia y la cultura, se extiende así a todas las personas y edades, sin ser patrimonio de ninguna casta ni de ninguna edad, procurando que los citados bienes culturales lleguen a todos los mayores sin limitación social, económica o geográfica.
Se trata de un nuevo concepto de educación universitaria, que enseña a envejecer de forma saludable y solidaria, extendiéndose a todos los colectivos sociales y reforzando al mismo tiempo los procesos de relación intergeneracional.
Esta importante presencia de alumnos en las aulas universitarias supone, sin duda alguna, una revitalización del más puro espíritu universitario: el deseo de aprender por aprender. Así lo testimonian, curso a curso durante los once años de experiencia, los alumnos del Programa Universitario de Mayores de Extremadura.
Para demostrar la pertinencia de los Programas Universitarios para Mayores en el ámbito europeo convendría revisar el número e importancia de las recomendaciones e iniciativas que los responsables de la política cultural y educativa europea han puesto en marcha para encauzar las necesidades formativas que desde hace tiempo vienen manifestándose en los ciudadanos. Una visión inmediata de estos documentos nos proporciona suficientes razones y elementos de análisis para reforzar la convicción de la necesidad de la formación universitaria de personas mayores. Algunas de las recomendaciones más relevantes al respecto son:
En Europa, hay ya cinco países que registran un porcentaje de población mayor superior al 30% sobre su total de población son Italia, España, Gran Bretaña, Francia y Portugal. La mayoría de ellos están retirados de su vida laboral, siendo España el país que registra el menor porcentaje (35%), frente a Italia, Francia y Reino Unido (50%). En España hay actualmente más de 6 millones de personas que superan los 65 años de edad. Y de ellas, hay un millón más de mujeres que de hombres. Las causas las debemos buscar en la disminución de la natalidad y en el aumento de la esperanza de vida, con motivo de las mejoras en la alimentación, en el ocio y en las condiciones de trabajo, que reducen la mortalidad.
UNA NUEVA GESTIÓN DEL CONOCIMIENTO
También se están produciendo en toda Europa cambios profundos en la gestión del conocimiento. Frente a la obtención de un título, la clave es ahora la formación continua. El aprendizaje a lo largo de toda la vida ha dejado de ser un lujo, para convertirse en una necesidad básica, puesto que la educación se ha convertido en uno de los pilares fundamentales de los derechos humanos, de la democracia, del desarrollo de los pueblos y de la paz, valores que la comunidad europea ha suscrito desde sus comienzos. De hecho, han sido reiteradas las recomendaciones del Consejo de Europa sobre el tema de la formación permanente de sus ciudadanos.
En el marco de estos principios tan en línea con la filosofía de la Europa de los pueblos, las Universidades de Mayores son una de las más importantes atenciones para con ellos.
UN CONCEPTO DISTINTO DE UNIVERSIDAD
Al mismo tiempo, pensamos que abrir la Universidad a las personas mayores supone compartir un concepto distinto de universidad. Y supone aceptar: que se puede aprender a cualquier edad, que la formación universitaria no debe estar orientada solamente a formar profesionales y que la educación es un proceso que dura toda la vida.
Por otro lado, la sociedad comienza a estar convencida de que la Universidad es una necesidad en todo su conjunto, tanto en la producción del saber como en el retorno inmediato de sus valores a la comunidad.
El hecho de que los centros de enseñanza superior se ocupen de suministrar a los mayores una formación o unos conocimientos específicos forma parte del ámbito en el que se debe mover la propia universidad. Naturalmente, no es un objetivo fundamental, pero se ha convertido en uno de los proyectos más ambiciosos del panorama educativo español a la vez que ha pasado a ser en muchas universidades un programa contemplado con cariño y entusiasmo.
AFORTUNADA CONFLUENCIA DE FACTORES
En los últimos años han surgido distintas iniciativas y programas universitarios en claro proceso de extensión y generalización en toda Europa y también en nuestro país. De las aproximadamente 70 universidades que existen en España, más de 50 cuentan con este tipo de programas. Programas que nacen de la creciente demanda de la población mayor de lograr una formación que transciende a la alfabetización y es posterior a la misma.
Todo ello es producto, a nuestro juicio, de un momento singular en el que confluyen varias circunstancias:
• Una universidad que mira más a su alrededor y es consciente de nuevos compromisos.
• Una sociedad que exige un mayor compromiso social a los universitarios.
• Unos mayores que llegan a la edad de jubilación con un horizonte de vida aún lejano y pleno de facultades.
Porque no es menos cierto que la Universidad también ha sentido la necesidad de salir del campus y mirar hacia la sociedad.
PROGRAMAS UNIVERSITARIOS DE MAYORES EN EUROPA
La junta directiva de la Asociación Española de Programas Universitarios para Personas Mayores (AEPUM) solicitaba en el año 2003 “la integración de los estudios universitarios para personas mayores en el espacio europeo de educación superior”. Ya en ese momento se solicitaba al Ministerio de Educación español el reconocimiento de éstos y su consideración como parte integrante de dicho espacio europeo y ahora lo reiteramos desde estas líneas. No debería demorarse la normalización de estos estudios dentro de la estructura universitaria, formando parte del proyecto educativo de las respectivas universidades, así como la integración de los programas universitarios para personas mayores dentro del Espacio Europeo de la Educación Superior, donde consideramos que estos programas tienen un lugar específico.
El fuerte incremento experimentado por estos programas en todos los países europeos en los últimos años hace previsible que el proceso de convergencia europea, con las oportunas adaptaciones, tenga en cuenta a este alumnado y las posibilidades que en un futuro inmediato se abrirán para el intercambio y la movilidad de los mismos.
EL PROGRAMA DE MAYORES DE LA UNIVERSIDAD DE EXTREMADURA
También se ha reconocido entre nosotros esa importante atención social y se está atendiendo la nueva demanda de educación superior por parte de nuestros adultos, conscientes de que la educación es uno de los pilares de los derechos humanos, de la democracia y del desarrollo de los pueblos. El convencimiento por parte de la Junta de Extremadura y de la Universidad extremeña de que la enseñanza ha de democratizarse y estar al alcance de todos los ciudadanos, dio origen, hace una docena de años, al Programa Universitario “Universidad de Mayores de Extremadura”, un proyecto de desarrollo científico-cultural, dirigido a promover la ciencia y la cultura especialmente a unos mayores que pertenecen a una generación que por múltiples razones vio limitadas sus posibilidades de acceso a las aulas universitarias.
El Programa está dirigido principalmente a las personas mayores de 55 años sin necesidad de titulación previa y sus 1.300 alumnos actuales asisten a sus aulas en las seis sedes repartidas por toda la geografía regional: Badajoz, Cáceres, Mérida, Plasencia, Don Benito-Villanueva de la Serena y Zafra. El vehículo de promoción y desarrollo personal que supone la ciencia y la cultura, se extiende así a todas las personas y edades, sin ser patrimonio de ninguna casta ni de ninguna edad, procurando que los citados bienes culturales lleguen a todos los mayores sin limitación social, económica o geográfica.
Se trata de un nuevo concepto de educación universitaria, que enseña a envejecer de forma saludable y solidaria, extendiéndose a todos los colectivos sociales y reforzando al mismo tiempo los procesos de relación intergeneracional.
Esta importante presencia de alumnos en las aulas universitarias supone, sin duda alguna, una revitalización del más puro espíritu universitario: el deseo de aprender por aprender. Así lo testimonian, curso a curso durante los once años de experiencia, los alumnos del Programa Universitario de Mayores de Extremadura.
POLÍTICAS EUROPEAS SOBRE FORMACIÓN PERMANENTE
Para demostrar la pertinencia de los Programas Universitarios para Mayores en el ámbito europeo convendría revisar el número e importancia de las recomendaciones e iniciativas que los responsables de la política cultural y educativa europea han puesto en marcha para encauzar las necesidades formativas que desde hace tiempo vienen manifestándose en los ciudadanos. Una visión inmediata de estos documentos nos proporciona suficientes razones y elementos de análisis para reforzar la convicción de la necesidad de la formación universitaria de personas mayores. Algunas de las recomendaciones más relevantes al respecto son:
• Recomendación del Consejo relativa a las orientaciones generales de las políticas económicas de los Estados miembros y la Comunidad (2001/483/CE).
• Recomendación del Consejo sobre la aplicación de las políticas de empleo de los Estados miembros (2002/178/CE).
• Resolución del Consejo de la Unión Europea de 27 de junio de 2002 sobre la educación permanente (2002/C163/01).
• Año Europeo de la Educación y la Formación Permanentes, 1996. Ell Consejo adoptó unas conclusiones sobre política de educación permanente.
• Consejo Europeo de Lisboa, marzo de 2000, cuyo objetivo era conseguir la economía más dinámica del mundo basada en el conocimiento, incluyendo elementos clave como el desarrollo de una educación y formación permanente para todos.
• Consejo Europeo de Feira, junio de 2000, en que se invitó a los Estados miembros, al Consejo y a la Comisión a definir estrategias coherentes y medidas prácticas para promover la educación permanente y hacerla accesible a todos.
• Consejo Europeo de Estocolmo, marzo 2001, reiteró los extremos referidos en el de Feira.
• Conferencia de Riga, junio 2001, en la que se presentó un informe a los Ministros de Educación de la Unión y de los países candidatos sobre la educación permanente.
• Informe del Consejo, febrero de 2001, sobre objetivos de los sistemas de educación y formación y Programa de trabajo para la década, en febrero del 2002, en el que se compromete a los Estados miembros a modernizar y mejorar los sistemas educativos y de formación.
• Consejo Europeo de Barcelona, marzo de 2002, en el que se estableció el convencimiento de que la educación y la formación permanentes constituyen un ámbito prioritario.
