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Un estudio llevado a cabo en la UEx muestra la existencia en nuestra región de nuevos fósiles esqueléticos desconocidos hasta ahora

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El artículo publicado en la revista Precambrian Research pone de manifiesto la existencia de fósiles únicos en Europa

 

21/01/2016. La Real Academia de la Lengua Española define fósil como “la sustancia de origen orgánico más o menos petrificada, que por causas naturales se encuentra en las capas terrestres”. Los primeros registros de fósiles esqueléticos datan del periodo Ediacárico, de hace unos 550-540 millones de años, y han sido encontrados en diversos lugares incluyendo Namibia, Omán, Norteamérica, Sudamérica y Rusia. Pero los mejor preservados se encuentran en China y en el centro de la Península Ibérica, especialmente en dos yacimientos, El Membrillar y Villarta de los Montes (ambos en la provincia de Badajoz). Ahora, un nuevo estudio llevado acabo por investigadores de la Universidad de Extremadura prueba la existencia en este último de una comunidad diversa de estos fósiles, y ofrece la única información sobre los mismos en Europa.

Para Iván Cortijo, autor principal de la investigación, “el descubrimiento de estos organismos en nuestra región es muy importante para el estudio de la evolución de los metazoos, hasta tal punto que se consideran los pioneros en el proceso de biomineralización, además de ser únicos en toda Europa y de los mejor preservados del mundo”.

Esta muestra excepcional y diversa de fósiles esqueléticos del Ediacárico, se refiere concretamente a dos géneros, “Cloudina“ y “Sinotubulites”. La importancia de estos yacimientos reside tal y como nos explica el investigador, “en el hecho de que estos registros fósiles pueden considerarse los primeros animales con partes duras que se han preservado, con lo que evolutivamente son mucho más importante que otros tipos de fósiles”. Además, añade el autor “es la primera vez que se encuentran fósiles de “Sinotubulites”, fuera de China y América del Norte”.  A ello hay que añadir, que  han aparecido otros pequeños fósiles tubulares que podrían representar un nuevo taxón de fósiles esqueléticos ediacáricos, y un fósil globular llamado “Protolagena” sólo descrito anteriormente en yacimientos chinos. Cabe destacar que esta asociación de fósiles es muy parecida a la que aparece en la Formación Dengying de China, muy importante para reconstrucciones paleogeográficas y conocer mejor las comunidades de esas épocas tan tempranas.

Otra conclusión de este descubrimiento es que se muestran las primeras evidencias de reproducción asexual en metazoos biomineralizados en el registro fósil, así explica el investigador,”hay ejemplares de “Cloudina” en los que se muestra una división del tubo principal que resulta en la formación de dos individuos, uno de los cuales podría desprenderse y dispersarse, como se ha sugerido en ejemplares chinos estudiados en este mismo proyecto”.

Hasta la aparición de estos fósiles, el único registro existente de posibles metazoos era lo que se denominaba “Fauna de Ediacara”, organismos compuestos únicamente de partes blandas con afinidades biológicas muy debatidas. El surgimiento de estos restos con partes duras supone un paso muy importante en la evolución pues, aparecen las primeras partes para machacar, para protegerse, etc. Tal y como explica Iván Cortijo,”un esqueleto, ya sea interno o externo, lo que permite es aumentar el tamaño corporal, colonizar nuevos ambientes, usar nuevas estrategias para alimentarse y/o protegerse, etc.”. Hasta unas décadas atrás, la aparición de los primeros metazoos con esqueleto se pensaba que había sido en el periodo Cámbrico, como por ejemplo los trilobites, pero el descubrimiento  de fósiles como “Cloudina“ y “Sinotubulites” muestra que fue mucho antes.

Cabe destacar que todo el material sobre el cual versa el artículo procede del yacimiento de Villarta de los Montes (Badajoz). Una de las características que tienen los yacimientos extremeños es que poseen distintos tipos de roca con diferentes tipos de preservación, lo cual ha permitido el uso de diversas técnicas, como la utilización de ácidos para disolver las rocas y así extraer los fósiles preservados en tres dimensiones, o realizar moldes de látex. Además, para el análisis del material se han utilizado técnicas de microscopía electrónica que han permitido obtener imágenes a grandes aumentos con efecto de volumen y la composición mineralógica de los fósiles.

El material se encuentra depositado en el Área de Paleontología de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Extremadura.