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Julián Ramajo: "La reforma de los planes de estudio es fundamental para la Facultad"

Julián Ramajo
 
Julián Ramajo
La Universidad de Extremadura inicia un ciclo de entrevistas a los Decanos y Directores para que muestren su visión actual de la Universidad. La primera de ellas al decano de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales, Julián Ramajo Hernández.

 

 

Pregunta: ¿Cuál es su balance como Decano al frente de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad de Extremadura?

No me gustaría hacer un balance global de mi gestión hasta completar el mandato, a los cuatros años. En estos primeros 18 meses como Decano mi visión, que no mi balance, del Centro que me honro en representar es moderadamente optimista: en términos de gestión académica estamos a la vanguardia de la Universidad española, con el sello EFQM que acredita nuestro camino hacia la excelencia recorrido en los últimos años; en términos de docencia, los recientes resultados de las Encuestas de Satisfacción de Usuarios 2017 demuestran la solvencia y calidad de nuestro equipo docente; por último, en lo referente a la investigación, un indicador clave en los actuales rankings de Universidades o Facultades españolas, los investigadores de nuestra Facultad han sido capaces en los últimos años de captar fondos de investigación regionales, nacionales e incluso europeos en convocatorias altamente competitivas, y al mismo tiempo se ha observado un crecimiento muy importante en el número de publicaciones científicas de calidad de los grupos de investigación del Centro.

En definitiva, mi balance de la Facultad, que no de mi gestión, tiene más de positivo que de negativo, lo que no implica el que no sea consciente de ciertos problemas del Centro que habrá que abordar en los próximos meses.

 

El Centro que usted dirige consiguió en 2016 el reconocimiento "Compromiso hacia la Excelencia”. ¿Para qué ha servido la consecución de este sello?

Alcanzar el Sello de Compromiso hacia la Excelencia Europea para el Sistema de Gestión del centro ha sido un hito importante en nuestra historia reciente. Somos por el momento la única Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales española que posee esta distinción, y debemos hacer todo lo posible para mantenerla de aquí en adelante, pues no es el SELLO lo que importa, sino la metodología de trabajo que lleva consigo, la cual ha dado muy buenos resultados en términos de interacción entre los distintos colectivos de la Facultad (alumnos, PAS y profesorado). Creo que una parte no despreciable del buen resultado obtenido en las encuestas de satisfacción sobre los servicios de la Secretaría del año pasado o sobre la docencia de los profesores de nuestra Facultad este año se debe a la metodología de trabajo y al espíritu de colaboración que lleva aparejada la dinámica EFQM.

 

¿La Facultad se plantea algún cambio en la actual oferta de grados?

Como decía anteriormente, tanto el equipo directivo como la Junta de Facultad somos conscientes de varios problemas de nuestro Centro, y quizá nuestra preocupación más importante en estos momentos sea la disminución de la matrícula de nuestros Grados y Posgrados en los últimos tres o cuatro años. En este sentido, estamos reaccionando de forma relativamente rápida, pues se trata de una cuestión estructural y no coyuntural que necesita ser abordada con cautela, pero en los últimos seis meses hemos analizando internamente dicha cuestión y en este mismo mes de enero de 2018 presentaremos al equipo rectoral una propuesta de cambios de la actual oferta académica, que en algún caso intentará corregir deficiencias detectadas desde su puesta en funcionamiento, pero sobre todo procurará hacer más atractivos y competitivos los Grados y Posgrados de la Facultad.

 

¿Y el bajo índice de matrículas en los másteres oficiales de los últimos años?, ¿Cuál cree que es el motivo para que no haya habido una mejor respuesta de los estudiantes?

 

También este problema, que no es sólo de la Facultad sino de casi toda la Universidad de Extremadura y de la Universidad española en general, está siendo abordado en estos momentos desde la dirección del Centro, en colaboración directa con los departamentos que tienen docencia en la Facultad. Es obvio que se trata de un doble problema: por una parte el alumnado en general se muestra reacio a continuar sus estudios después de haber dedicado cuatros años o más a completar los estudios de grado, y buena parte de aquellos que aún se ven con fuerzas para seguir estudiando prefieren hacerlo fuera de las fronteras geográficas de Extremadura, como una forma de mejorar sus potenciales expectativas de encontrar trabajo en el futuro; por otra parte, la oferta de la Universidad es en general más académica que profesional, por la propia idiosincrasia del profesorado universitario, y los alumnos que están dispuestos a matricularse en másteres oficiales buscan una salida más profesional, en línea con la utilidad que esperan obtener de estos estudios. Nuestro reto como Facultad está en conseguir ofertar másteres con un alto nivel de contenido profesional, con una buena cartera de empresas para realizar las prácticas curriculares, y realizar esta oferta en concordancia con la demanda actual del mercado de trabajo. La mezcla de estos tres ingredientes no es sencilla, y hacerla resulta aún más complicado debido a las restricciones a la flexibilidad que imponen las actuales normativas universitarias para la oferta de posgrados, aparte de la alta competencia que existe en este tramo de la docencia universitaria entre las distintas Facultades o instituciones españolas o europeas.

 

Respecto a la plantilla de profesores de la Facultad, ¿cuáles son las demandas más destacadas de este colectivo?

Para conseguir aumentar la calidad de la docencia habitual impartida en castellano por el profesorado de la Facultad, a la vez que reforzar la ofrecida en inglés dentro del proyecto de docencia bilingüe impulsado desde el Rectorado de la UEx, la plantilla de nuestro centro debe aumentar en cuanto las circunstancias económicas lo permitan [soy consciente de las limitaciones presupuestarias actuales, y por tanto sería poco realista pensar ahora en nuevas contrataciones de refuerzo]. Necesitamos claramente el apoyo institucional del equipo rectoral, pues hay áreas de conocimiento de nuestra Facultad que están muy sobrecargadas en términos de ratio capacidad/carga, lo que dificulta compaginar las actividades docente e investigadora, por no decir que en algunos casos hace inviable ésta última teniendo en cuenta el volumen de trabajo (exámenes, prácticas, seminarios, dirección de TFGs, etc.) que implica no sólo tener que impartir un número elevado de asignaturas, sino también gestionar un volumen importante de alumnos por cada una de ellas.

 

¿Qué proyectos son prioritarios para la Facultad en el ámbito académico e investigador? A su juicio, ¿existe una buena conexión entre los grupos investigadores y el tejido empresarial?

El proyecto académico que a más corto plazo resulta fundamental para la Facultad es la reforma de los planes de estudio, tanto de los Grados como de los Posgrados. Esa reordenación permitirá no sólo mejorar los contenidos de nuestra oferta académica, sino optimizar la oferta de los mismos y hacerla más competitiva con respecto a otras Facultades españolas. En el ámbito investigador, como dije anteriormente, nuestra plantilla necesita disponer de más tiempo que dedicar a esta actividad; la actual sobrecarga de trabajo docente en muchas de las áreas de conocimiento del Centro hace difícil compaginar las tareas docente e investigadora, lo que implica una pérdida de competitividad relativa a la hora de captar fondos de investigación. Por otra parte, dado el carácter académico de nuestra Facultad, existe una muy buena relación con el tejido empresarial y con las administraciones públicas regionales: los grupos de investigación formados con los profesores e investigadores de nuestro centro han venido realizado en los últimos años múltiples proyectos de investigación, tanto privados como públicos, y esa interacción resulta beneficiosa para ambas partes, pues las empresas reciben respuesta a las demandas planteadas en los proyectos o convenios, y nuestro profesorado tiene una visión realista, a pie de tierra, del entorno económico-empresarial de la región, convirtiéndose en un agente socioeconómico activo de la sociedad extremeña.

 

¿Es compatible la excelencia académica con el actual modelo de universidad española?

Si se contempla ésta de una forma global, calificando a un profesor universitario como excelente cuando integra de forma magistral la doble faceta docente e investigadora, es obvio que el modelo actual de universidad no ayuda a alcanzar esa excelencia académica. Debería favorecerse que los profesores universitarios no tuviesen interferencias en esa doble labor (la anteriormente mencionada burocracia), y también permitir que los mismos se inclinen hacia una labor más docente o más investigadora según sus preferencias, pues como he señalado antes en muchas ocasiones ambas actividades muestran cierto grado de incompatibilidad, al menos si se quiere alcanzar el máximo nivel en ambos aspectos.

 

Sobre la gestión universitaria, ¿son ustedes los docentes los mejores gestores o los menos malos?

Nuestra labor profesional en la Universidad tiene fundamentalmente un perfil académico. El tercer aspecto de nuestro trabajo, el administrativo, es bajo mi punto de vista un efecto colateral a los otros dos, y la mayor parte de las veces es de carácter negativo, pues resta tiempo que dedicar a nuestras principales tareas, la docente y la investigadora. En este sentido, la profesionalización de los servicios administrativos asociados a la investigación, a través de la figura de los Gestores de Proyectos, ha resultado vital para externalizar esa parte ingrata del trabajo de un investigador que es la de “rellenar papeles”. Debería hacerse algo similar para aligerar la burocracia asociada a la docencia, la cual ha incrementado de forma considerable en los últimos años.

En términos más generales, los docentes-investigadores, cuando deben desempeñar algún cargo de gestión universitaria, no suelen se malos gestores, pero en mi opinión siempre deben ir acompañados por profesionales de la gestión que apliquen sus criterios específicos a las líneas generales de política universitaria que marquen los cargos académicos.

 

¿Es de la opinión que la Universidad de Extremadura es uno de los principales “motores” de la comunidad autónoma?

Sin duda alguna, al menos si se contempla la Universidad como un generador de conocimiento, y también un ‘productor’ de capital humano de alta calidad. Quizá la parte más incompleta sea la de ser un motor social de la región, en el sentido de tener “voz y voto” en muchas de las decisiones importantes tomadas por la sociedad extremeña; me refiero a que se cuente con la UEx en decisiones importantes para la Comunidad, pidiéndole su opinión cualificada en asuntos estratégicos con implicaciones de largo plazo para Extremadura.

 

¿Qué aspectos positivos de la Universidad de Extremadura cree que debe valorar un preuniversitario para cursar sus estudios en nuestra Universidad?, ¿Cuáles son los negativos?

Sinceramente, después de haber conocido muchas Universidades españolas, europeas y americanas, yo sólo veo aspectos positivos en la valoración que un estudiante de bachillerato debe hacer a la hora buscar un sitio donde cursar sus estudios universitarios.  Por una parte, la UEx ofrece un amplio catálogo en su oferta académico, cuyos profesores están acreditados al nivel nacional e internacional; además, el tamaño medio de nuestra universidad ofrece la posibilidad al alumno de tener una atención más personalizada que en otras universidades mucho más grandes. Por último, la cercanía de su hogar es también importante, sobre todo en los primeros años, donde ‘tener la familia cerca’ es un factor a tener en cuenta en el desarrollo académico del estudiante. Quizá el alumno actual considere este último aspecto como negativo, pues muchos estudiantes buscan al entrar en la Universidad estar lo más alejados posible del hogar familiar, como una forma de ‘independizarse’ tras ‘toda una vida’ de convivencia con padres y hermanos.