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Pedro Cintas Moreno: “Extremadura es una de las pocas regiones que tiene un supercomputador”

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El coordinador del grupo de investigación QUOREX, grupo galardonado con el premio CénitS a la Actividad Científica, explica en esta entrevista las claves de su investigación y la colaboración con el supercomputador Lusitania

 

12/04/2019. El pasado 22 de marzo tuvo lugar la Jornada de Celebración del X Aniversario de la Fundación COMPUTAEX. En el evento, QUOREX fue galardonado con el premio CénitS a la Actividad Científica. Este grupo de investigación forma parte de la Universidad de Extremadura y se dedica principalmente a la síntesis química y su racionalización teórica asistida por métodos computacionales. Hace 10 años se puso por primera vez el primer supercomputador en Extremadura (LUSITANIA-I) y este grupo fue uno de los primeros que apoyaron la iniciativa, apostando por la herramienta desde sus comienzos.

El investigador Pedro Cintas, coordinador de QUOREX, afirma que la supercomputación les ha ayudado a conocer las condiciones óptimas para que funcione el experimento en el laboratorio, además de aportar calidad, exactitud y rapidez a sus investigaciones. Declara con modestia que este premio ha sido concedido al grupo, no tanto por una cuestión de excelencia, sino por su perseverancia en la investigación.

¿Qué es QUOREX y a qué se dedica exactamente?

QUOREX es uno de los grupos de investigación catalogados en Extremadura, adscrito tanto a la Facultad de Ciencias como a los recientemente creados Institutos de Investigación de la Universidad de Extremadura. Su trayectoria investigadora tiene su origen en la propia Facultad de Ciencias, que ahora cumple su 50 aniversario, y por tanto son muchos los docentes e investigadores que han pasado por el área de química orgánica. La síntesis química está en la propia esencia de esta ciencia, ya que nos permite crear y diseñar -como los artistas- sustancias no previstas por la naturaleza; pensemos en los fármacos o los nuevos materiales, la mayoría productos artificiales. Desde finales de los años 1980, el grupo apostó por introducir cálculos teóricos, entonces con aquellos “pesados y lentos” ordenadores de sobremesa, como una ayuda para comprender los resultados del laboratorio, y sobre todo, para predecir la viabilidad y alcance de otros. La “computación de alta velocidad” (supercomputación), permite hacer todo esto de forma más eficiente y más precisa.

Habéis recibido el premio COMPUTAEX CénitS a la Actividad Científica. ¿A qué crees que se debe exactamente?

Hace 10 años se inauguró por primera vez el primer supercomputador en Extremadura, denominado muy acertadamente Lusitania-I. El director de COMPUTAEX se puso en contacto con grupos de investigación que podían estar interesados en su utilización y el grupo de química orgánica (por entonces todavía no denominado QUOREX) fue uno de los primeros en apoyar la iniciativa. Simplemente sentíamos “envidia” de aquellos grupos internacionales que en sus publicaciones indicaban el uso de un supercomputador, con todo lo que ello conlleva en la calidad de los resultados. Sinceramente creemos que es un premio a todo el grupo, pasado y presente, por confiar en la computación como herramienta en el campo científico dentro de nuestra región.

¿Crees que si no hubieseis utilizado ese supercomputador vuestros proyectos se hubiesen visto limitados?

Claro que sí.  Esta herramienta permite disponer de más microprocesadores, por lo que es posible realizar cálculos de más alto nivel y trabajar con más rigor. También se reduce el tiempo de cálculo. La supercomputación, en definitiva, aporta calidad, exactitud y rapidez. Pensemos en todo lo relacionado con los “Big Data” en la sociedad actual del conocimiento. O en el desarrollo de la bioinformática como herramienta en la genómica; imposible todo esto sin “computación de alta gama”.

COMPUTAEX ha impulsado unos 130 proyectos en estos 10 años ¿En qué ha consistido vuestra aportación?

Nuestra contribución dentro de ese número es obviamente una mínima parte. Pero desde que se implantó LUSITANIA, nuestras solicitudes de financiación, tanto a planes regionales como nacionales, han llevado una parte sintética y otra computacional, agradeciendo siempre el auspicio de Cénits-Computaex. En algunos casos se ha colaborado estrechamente con investigadores de LUSITANIA. Por otra parte, la temática de esos proyectos ha sido muy variada en el tiempo, si bien un denominador común ha sido la simulación de reacciones en química orgánica.

Ya que hay una larga trayectoria ¿hay algún proyecto en concreto que hayáis realizado durante este tiempo del que os sintáis más orgullosos o que os haya dado reconocimiento?

Realmente podría ser cualquier estudio que nos sirva para conocer las condiciones óptimas que hagan que funcione el experimento cuando se realiza en el laboratorio. Antes mezclábamos cosas y unas funcionaban y otras no. Ahora con un cálculo teórico podemos saber previamente y en poco tiempo si algo puede ser viable. Como en el caso de la bioinformática que he mencionado anteriormente, los llamados “diseños in silico” permiten hacer barridos virtuales y luego seleccionar los mejores candidatos y/o resultados para plasmar en el laboratorio. De algo que ahora estamos más ilusionados es el diseño de nuevas reacciones en la llamada “química click o química bio-ortogonal”. Esencialmente, diseñar moléculas que podrían interaccionar selectivamente con biomoléculas dentro de una célula y hacer por tanto una monitorización in vivo. Esto claramente requiere colaborar con otros grupos de investigación que se encarguen del análisis biológico.

Sabemos que tenéis colaboraciones regulares con otros grupos españoles y de fuera del país, ¿han enriquecido o beneficiado al grupo?

Sin duda. La colaboración en ciencia siempre es importante; casi una obligación. Hoy en día nadie puede hacer una investigación de forma aislada. Cada vez se necesitan más herramientas y medios sofisticados para llegar a una cierta calidad. Nuestra región, nuestra Universidad, están haciendo esfuerzos por proporcionar instrumentación de altas prestaciones y el nuevo LUSITANIA-II es prueba de ello. Estamos todavía lejos de los primeros, y por ello, la colaboración en medios y capital humano siempre enriquece a todas las partes. Además, trabajar con grupos externos permite el intercambios de estudiantes, especialmente de doctorado y post-doctorado, con esos centros de investigación.

¿Qué ha significado este premio para QUOREX?

Es una satisfacción para nosotros. Nos da un poco más de visibilidad y nos permite conocer a mucha gente, lo cual también es importante, pero sobre todo es un reconocimiento a la gente más joven. Son ellos y ellas quienes más duro han trabajado, también por estar más capacitados en tecnología digital. La supercomputación abre las puertas a resultados de investigación que serían imposibles con un ordenador convencional.