Acciones de Documento

Se calcula que un 34% de las personas que sufren diabetes desarrollarán pie diabético a lo largo de su vida

laser_cpuex-1024x567.jpg
 
laser_cpuex-1024x567.jpg
La detección precoz de esta enfermedad por parte de un podólogo puede evitar la aparición de sus secuelas, ya que en la mayoría de los casos es asintomática

 

15/03/2019. Según las cifras actuales de la Federación Internacional de Diabetes, el 6,3% de la población mundial padece pie diabético. Se trata de una enfermedad que aparece en las personas con diabetes mellitus y que provoca una lesión o ulceración en el pie. Desde la Clínica Podológica de la Universidad de Extremadura se trabaja en la prevención y el tratamiento de esta dolencia desde el año 2003 a través de su Unidad de Pie Diabético y en colaboración con la Asociación Cultural de Diabéticos de Plasencia.

“El problema que existe con el pie diabético es que en el 50% de los casos es una enfermedad asintomática que necesita una detección precoz para evitar sus terribles consecuencias”, destaca Sonia Hidalgo, responsable de la Unidad del Pie Diabético de la CPUEx. Cuando existen síntomas normalmente estos son de acorchamiento o entumecimiento del pie si la afectación es neurológica y dolor en la pantorrilla al caminar si la afectación es arterial. Por lo tanto, la prevención es fundamental. Se calcula que entre un 49% y un 85% de todos los problemas del pie diabético se pueden prevenir si se adoptan las medidas apropiadas.

El podólogo puede ayudar a descartar el riesgo de pie diabético mediante la realización de una exploración completa, que incluya un análisis biomecánico para detectar las zonas con más presión que son donde asientan las úlceras. Si existe alguna alteración biomecánica que suponga riesgo, el podólogo puede actuar realizando ortesis plantares (plantillas) o siliconas que ayuden al paciente a distribuir mejor las presiones. También, puede asesoraren la compra del calzado especializado que ayude a prevenir lesiones. “En lo referente a la curación de las úlceras, el podólogo tiene a su alcance multitud de apósitos y técnicas, como la curación con láser que pueden ayudar a cicatrizar más rápido” explica Hidalgo. En caso necesario, también, puede realizar cirugías que en ocasiones son imprescindibles para poder curar las lesiones.

Datos

El riesgo estimado de que una persona con DM desarrolle un pie diabético durante su vida puede llegar al 34%. Así, según las cifras actuales de la Federación Internacional de Diabetes, hasta 144 millones de personas en el mundo y a más de un millón en España podrían desarrollar un PD a lo largo de su vida. Las peores consecuencias del pie diabético son la amputación y la muerte. Las úlceras del pie diabético preceden a un 85% de las amputaciones de las extremidades inferiores. Las amputaciones no traumáticas en personas con DM son hasta 20 veces más frecuentes.

Las tasas de amputaciones mayores en España doblan las de países como Corea, Italia, Finlandia, Reino Unido o Suiza, alcanzando hasta un 52x105 entre las personas con diabetes mellitus.

En Extremadura en 2012 se realizaron un total de 129 amputaciones no traumáticas (mayores y menores) a personas con DM, con una incidencia de 145x105.

La mortalidad a los 5 años se establece hasta el 55% de los casos, siendo una tasa mayor que cánceres como el de mama, próstata o linfoma de Hodgkin. En el caso enfermos renales la mortalidad puede llegar al 95%.

Recomendaciones

Desde la CPUEx aconsejan una serie de pautas para las personas con diabetes.  Las revisiones podológicas deben ser periódicas según indicaciones del profesional y como mínimo, si no hay riesgo, se realizarán una vez al año. Además, los pies se deben lavar diariamente con agua templada y jabón neutro y después secarlos cuidadosamente, prestando especial atención a las zonas que hay entre los dedos. Es importante utilizar siempre calcetines de fibras naturales (algodón o lino) y cambiárselos cada día. La elección de un calzado adecuado es otro punto importante: que transpire bien y que no roce. Para ello se debe inspeccionar el calzado por dentro diariamente y comprobar que no tenga grietas, ni piedras, ni arrugas ni otras irregularidades. Además de todo esto hay otras recomendaciones que deben seguirse: no caminar nunca descalzo, no cortarse las uñas, es preferible limárselas; no cortar las callosidades ni durezas, no usar mantas eléctricas o bolsas de agua caliente para calentar los pies y no fumar. Por último, se debe consultar con el podólogo si se detecta: hinchazón, cambio de color de las uñas o dedos, dolor, durezas, uñas clavadas, ampollas o algo anómalo.