La producción termosolar genera buenas expectativas para Extremadura

10/07/2009. Las excelentes condiciones climáticas de España para el aprovechamiento termosolar podrían convertir a nuestro país en una potencia productiva de esta energía renovable.

El representante de la empresa ACS-Cobra, José Alfonso Nebrera, dibuja un panorama marcado por la reciente publicación de dos directivas europeas. Ambas normativas imponen a cada miembro de la UE una cuota obligatoria de un 20% en lo que respecta a la utilización de recursos renovables. Y es en ese futuro próximo cuando aparecerá el interrogante de si todos los países van a ser capaces de alcanzar esta cifra con sus propios recursos, ha señalado Nebrera en los cursos de verano de la UEx. En esta coyuntura España podrá alcanzar una posición ventajosa y vender energía a muchos de los socios europeos deficitarios gracias a su extraordinario potencial termosolar y eólico, intuye el especialista. “La cuestión principal es, y ahí el gobierno central y los de las comunidades autónomas juegan un papel fundamental, cómo nos las arreglamos entre todos para aprovechar esta oportunidad”.

Según ha dicho, España ya ha demostrado ser líder tanto en el aspecto técnico como en la iniciativa empresarial relacionada con el aprovechamiento termosolar, aunque todavía evidencia ciertas carencias en su “madurez tecnológica”. Estas mejoras se alcanzarán lo largo de la próxima década, ha vaticinado en Badajoz. A su juicio, existe un convencimiento generalizado de que en 30 años las fuentes renovables se convertirán en las principales suministradoras de energía de los países europeos.

Puesta en marcha de una planta termosolar

La jornada ha contado con la ponencia de Gregorio Álvarez, consejero delegado de Iberolica Solar, una de las empresas que se encargará de la construcción de seis plantas termosolares en el territorio de la comunidad autónoma. El conferenciante ha hablado de una inversión de unos 1.800 millones y ha pronosticado que estas centrales producirán 4.000 puestos de trabajo. En su opinión, el proceso de diseño, tramitación y puesta en funcionamiento de una planta de este tipo es complejo por la negociación previa que hay que mantener con los propietarios de las diferentes fincas donde se instala la central, que ocupa unas 200 hectáreas.