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La intervención precoz en domicilio retrasa la dependencia geriátrica

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Juan Florencio Macías dirige el curso de verano "La educación geriátrica en Europa"
Juan Florencio Macías dirige el curso de verano "La educación geriátrica en Europa"

16/07/2009. Personas procedentes de Costa Rica, Argentina, Brasil, Marruecos y de diferentes puntos de España se dan cita en el curso de verano “La educación geriátrica en Europa”, que dirige el catedrático de Medicina de la Universidad de Salamanca, Juan Florencio Macías Núñez, gracias al patrocinio de la Fundación Academia Europea de Yuste y la Consejería de Sanidad y Dependencia.

 

El seminario, en su tercera edición, se ha organizado para profundizar en el conocimiento de la geriatría, una especialidad médica que tiene como objetivo mantener a las personas mayores activas y con calidad de vida en el domicilio. Además, la geriatría dirige sus esfuerzos a identificar los grupos con riesgo de fragilidad, para de esta manera, intervenir y prevenir, retrasar o incluso revertir la dependencia.

 

A la vez que abordan desde una perspectiva general la geriatría, se centran en cada edición en el análisis de un síndrome, este año, la incontinencia. Para ello, han contando con la participación de Remigio Vela Navarrete, catedrático de Urología de la Universidad Autónoma de Madrid.

 

Cómo intervenir

 

Para lograr los objetivos marcados por la geriatría, se precisa un equipo de trabajo multidisciplinar: médicos geriatras, enfermeras, trabajadores sociales, fisioterapeutas, psicólogos, etc. Si sólo se actúa desde una parte, ya sea bien la médica o social, no se consigue mantener el mayor tiempo posible la independencia del anciano.

 

El profesor Juan Florencio Macías dirige una tesis sobre la identificación de personas de alto riesgo de discapacidad en domicilio. En primer lugar, el equipo necesita ganar la confianza del anciano y su familia, para, tras ello, hacer la exploración física como si de una persona adulta joven se tratara.

 

A continuación, se realizan las escalas de validación geriátrica. Se consideran signos precoces de fragilidad la disminución de la velocidad de la marcha, la pérdida de estabilidad, las caídas o la merma de habilidades en el cuarto de baño (peinarse, afeitarse, etc.). “Si eso se pierde, quiere decir que el anciano va a ser dependiente en cuatro o cinco años. Entonces, los médicos tenemos que ver cuál es la causa de esa disminución de funcionalidad”.

 

Una vez identificada la persona con alto riesgo de discapacidad, “que es lo difícil”, se pone en marcha el plan de prevención, que puede ir desde recomendar a un paciente aislado que vaya a un centro de día, hasta comidas calientes a domicilio si presenta deshidratación, o incluso, poner una bombilla para iluminar un tramo de escalera.

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