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La pérdida de biodiversidad obliga a elegir entre la agroecología o el agronegocio

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El tema se ha tratado en el curso de verano celebrado en Plasencia
El tema se ha tratado en el curso de verano celebrado en Plasencia

17/07/2009. En el marco del curso de verano “El desarrollo local, ¿una oportunidad para la crisis?”, dirigido por los profesores de la Universidad de Extremadura Manuel Moya Ignacio y Elena García Delgado, se han abordado las diferencias entre la agroecología, que permite un desarrollo sostenible, y el agronegocio, el modelo que rige en la economía mundial. García dio las claves en la conferencia titulada “La agroecología: ¿la solución frente a la crisis del agronegocio?”.

 

La agroecología es la forma de producción, distribución y comercialización de alimentos que ha sido practicada a lo largo del tiempo por millones de campesinos de todo el mundo y ha mantenido al medio rural vivo, con estilos de vidas centrados en la persona. La agroecología ha permitido la alimentación básica en economías familiares de subsistencia, “garantizando con ello, lo que ahora modernamente se denomina soberanía alimentaria: el derecho de los pueblos y culturas a producir y consumir alimentos sanos en cantidad suficiente”. Se caracteriza por pequeños propietarios, técnicas de producción no contaminantes, respeto a la biodiversidad mediante el cultivo, cría de las variedades locales, distribución de alimentos en los mercados locales, conservación con métodos tradicionales, etc.

 

Por el contrario, el agronegocio, comenzó con la denominada revolución verde y se intensificó con el desarrollo de la biotecnología. Ahora, está recibiendo un nuevo impulso con el cultivo de grano y oleaginosas para la producción de biocombustible. Desde el punto de vista medioambiental, ocasiona graves problemas como monocultivos, la pérdida de biodiversidad, el abuso de agroquímicos, empleo del petróleo, producción orientada a la exportación, generación de residuos, etc. En el ámbito social, el agronegocio provoca la desarticulación del medio rural y la destrucción de su cultura, y propicia la concentración de tierras, la mecanización y la migración de los campesinos por falta de trabajo. En el caso concreto de los biocombustibles, se está practicando una desforestación sin precedentes para el cultivo de soja, palma aceitera, etc. que muchas veces lleva pareja la expulsión violenta de los campesinos en países como Colombia o Argentina.

 

El agronegocio ha causado graves crisis alimentarias desde su aparición. Según informa la FAO (Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación), sólo en el último año ha aumentado en 100 millones el número de personas que sufren hambruna, pasando de 920 a 1.020 millones.

           

Para Elena García hay que tomar una posición entre la destrucción del planeta o la apuesta por la sostenibilidad y el decrecimiento, “comer es un acto político que practicamos a diario, aunque a menudo de forma inconsciente, que nos puede permitir elegir entre la agroecología o el agronegocio”.

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