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El profesor Felicísimo García retrata la familia extremeña en la época moderna

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El libro ha sido editado por el Servicio de Publicaciones de la UEx y la Editora Regional de Extremadura
El libro ha sido editado por el Servicio de Publicaciones de la UEx y la Editora Regional de Extremadura

30/10/2009. El Servicio de Publicaciones de la UEx y la Editora Regional de Extremadura han editado el libro Familia y Sociedad en la Extremadura Rural de los Tiempos Modernos (Siglos XVI-XIX) del profesor Felicísimo García Barriga. La obra pertenece a la colección Para dialogar con el pasado, “ideada por el profesor Enrique Cerrillo hace más de 20 años y que, en su nueva etapa, queremos reactivar” ha anunciado el director del Servicio de Publicaciones, Miguel Ángel Lama.

 

El catedrático de Historia Moderna de la UEx, Miguel Rodríguez Cancho, ha sido el encargado de presentar el libro que abarca “la historia demográfica y social y sus relaciones con la época moderna de Extremadura, como respuestas a la economía, sociedades y civilizaciones”, “evocamos una ausencia que ya no tenemos en nuestras manos, relacionadas con asuntos familiares y sociales”.

 

La obra

 

El libro aborda la comarca situada en la parte occidental de la penillanura cacereña compuesta por cinco pueblos: Arroyo de la Luz, Brozas, Casar de Cáceres, Malpartida de Cáceres y Navas del Madroño, por sus aspectos en común desde el punto de vista económico, social, geográfico y que nunca hasta ahora habían sido analizados como un conjunto y sí de manera separada. El tiempo ser circunscribe a la Edad Moderna: arranca a mediados del siglo XVI debido a la disponibilidad de las fuentes geográficas y finaliza en 1860, cuando el llamado régimen antiguo está acabando.

 

El eje central del contenido de la obra es el estudio integral de la familia, en el que se contempla lo demográfico con lo económico y social: entiende cómo se forman y evolucionan los núcleos familiares y su patrimonio.

 

En un análisis previo confirma que en la comarca, como en el resto de Extremadura, predomina la familia nuclear, la formada por los cónyuges e hijos, desterrando la idea popular de la familia extensa, la integrada por varias generaciones en un mismo hogar. El libro, que acoge la evolución de la familia, se estructura en tres fases: formación, desarrollo y disolución.

 

En la formación, la edad de acceso a matrimonio es temprana, en torno a los 22-23 años para los hombres y 20-21 para las mujeres. Las segundas nupcias eran muy importantes debido al alto índice de mortalidad, un porcentaje alrededor del 17%. Se daba en escasas ocasiones la exogamia: muy pocas veces las personas buscaban el cónyuge fuera de su ámbito tanto geográfico como social.

 

Cuando ser casaba un hombre y una mujer, también se constituía un matrimonio desde el punto de vista económico con la aportación de los bienes y se evidenciaban las diferencias sociales.

 

En la fase de desarrollo del núcleo familiar, la fecundidad en esta zona era de las más altas de toda Extremadura: el 45% de las familias tenían entre 5 y 9 hijos.  Por contrapartida, tanto la fecundidad ilegítima como el abandono de niños eran reducidos, en torno al 1,5%. Muy pocas concepciones se daban fuera del ámbito del matrimonio y la familia.

 

La alta fecundidad sin embargo se compensaba con una mortalidad infantil también elevada, que determinaba que el número de hijos por familia fuera más pequeño. La esperanza de vida al nacer no llegaba a los 27 años durante prácticamente todo el periodo, y el número de niños que morían en el primer año de vida alcanzaba el 300 por 1.000. Ese dato es aún más importante si señalamos que a los 15 años de vida solamente llegaban el 45% de los nacidos. “Estamos hablando de una situación en la que más de la mitad de los niños mueren antes de cumplir los 15 años de edad, y eso tiene una gran incidencia en la estructura y en la composición de la familia” resalta Felicísimo García.

 

Las causas de la mortalidad infantil se debían sobre todo a las enfermedades infecciosas relacionadas con el aparato digestivo o con otro tipo de carácter epidémico como el sarampión, varicela, viruela, etc. que en determinados momentos de la historia sacudían de forma mucho más virulenta a la población e incidían sobre todo en la población infantil.

 

El principal motivo de la disolución del matrimonio era la mortalidad adulta. Los datos demuestran que la edad media de defunción de las personas adultas eran de poco más de 50 años, y que el 73 por cierto de la población moría antes de cumplir los 60 años. Los matrimonios eran bastante cortos, en torno al 30% duraban solamente entre 11 y 20 años, lo que explica el alto porcentaje de segunda nupcias.

 

En el ámbito económico, la mayoría aumentaba su patrimonio poco más del doble. Lo último que aborda el libro es la herencia: predominaba el sistema igualitario, los descendientes recibían partes iguales. En determinadas ocasiones, la herencia tenía un fin solidario: se mejoraba al heredero que iba a estar en peor situación cuando estuviera solo, como niños, enfermos, solteros, discapacitados… En este punto hay una excepción, la nobleza, que intentaba sobre todo mantener el estatus de la familia.

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