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Dedicar menos de 7 horas semanales al ejercicio físico resulta insuficiente para obtener grandes beneficios

deportistas entrenando
 
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Javier Brazo: “el organismo cuando realiza ejercicio provoca un daño en las células de nuestro cuerpo, sin embargo no es un daño perjudicial, todo lo contrario, es lo que permite hacerse más fuerte frente a posibles enfermedades”

 

08/06/2011. La investigación realizada por Javier Brazo Sayavera en su tesis doctoral analiza el ejercicio físico desde tres perspectivas: el deporte en sujetos entrenados, moderadamente entrenados y sedentarios. El autor de la tesis explica que “el análisis de lo que ocurre a nivel cardiorrespiratorio, metabólico y oxidativo hace que se convierta en un trabajo de investigación muy completo porque servirá para tratar de mejorar las prestaciones de deportistas, así como de aquellas personas que realizan ejercicio físico diario sin objetivos deportivos”.

Brazo explica que “cuanto mayor es el grado de entrenamiento, mayor es el daño que se produce al organismo, pero mayor es la respuesta del organismo frente al daño”. En este sentido explica que “el cuerpo, cuando realiza ejercicio, provoca un daño en las células. Sin embargo esta agresión no es perjudicial para el mismo, todo lo contrario; es lo que permite al organismo hacerse más fuerte frente a enfermedades”.

El estudio se ha llevado a cabo con una muestra de 60 personas, divididas en tres grupos de veinte sujetos con diferentes niveles de entrenamiento. En la investigación participaron personas entrenadas a nivel profesional (realizaban más de 20 horas semanales de ejercicio), individuos que realizan práctica de ejercicio físico de manera regular (entrenaban entre 4 y 7 horas semanales)  y sujetos catalogados como sedentarios (no practicaban deporte).  Todos ellos se sometieron a un ejercicio incremental máximo para comprobar cómo afecta este tipo de pruebas a sujetos que dedican diferente cantidad de horas al entrenamiento semanal.

Las principales conclusiones del estudio ponen de manifiesto que el ejercicio físico provoca un daño oxidativo para el que el organismo refuerza sus defensas, siendo más beneficiados aquellos sujetos que dedican más tiempo al entrenamiento. Además, los sujetos entrenados desarrollan considerablemente el sistema cardiorrespiratorio, que según explica Brazo “está relacionado con un mayor consumo energético de grasas, lo cuál es el principal objetivo de aquellas personas que hacen ejercicio de manera regular sin plantearse objetivos deportivos”.

El autor señala que si el objetivo del mismo es la pérdida de grasa, el punto de mayor consumo energético se establece por debajo del umbral aeróbico que corresponde al 68% de la frecuencia cardiaca máxima para sujetos entrenados, al 58% para sujetos moderadamente entrenados y al 61% para sujetos sedentarios.

Por último, la investigación cuestiona que sea suficiente para obtener grandes beneficios la dedicación de menos de 7 horas al entrenamiento semanal. La tesis ha sido dirigida por los profesores Marcos Maynar, Guillermo Olcina y Rafael Timón, del Departamento de Fisiología de la Universidad de Extremadura.