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Conocer las lenguas clásicas ayuda a saber de dónde provienen nuestros topónimos

Intervención de Antonio Salvador Plans
 
Intervención de Antonio Salvador Plans
La profesora Mª Luisa Harto ha hecho hincapié en la confusión léxica que rodea al nombre de Sierra de Gata, relacionado con lo abrupto de ese territorio

 

28/06/2013. La profesora Mª Luisa Harto Trujillo ha hablado durante un curso internacional de verano organizado por la UEx de la toponimia en la provincia de Cáceres, y ha destacado la escasa reflexión que el origen de estos nombres, referentes a lugares o accidentes geográficos, provoca habitualmente entre la población. La conferenciante pidió más interés por conocer estos topónimos puesto que, sin percatarnos, proporcionan información valiosa acerca  de la historia, geografía o el lenguaje de nuestros pueblos. Así, el nombre de Miravete, con el que fue bautizado el conocido túnel de la autovía del Suroeste o A-5, proviene de una palabra árabe que alude a un antiguo grupo de monjes armados que habitaban esa zona de sierra, y no al comentario generalizado que ha unido las palabras “mira” y “vete”, ha explicado esta experta.

Harto Trujillo también ha hecho hincapié en la confusión léxica que rodea al nombre de Sierra de Gata, relacionado con lo abrupto de ese territorio y no al hecho de que haya muchos gatos en la comarca, comenta la profesora de la Facultad de Filosofía y Letras, que defiende el conocimiento de las lenguas clásicas como la mejor herramienta para poder descifrar estos topónimos.

Según la ponente, en la provincia cacereña los topónimos más abundantes son los de origen latino, “ya sean puestos por los romanos o de palabras procedentes del latín”. En muchos casos estos términos describen las características del terreno o las cualidades del agua y en otros ejemplos aluden a nombres de personas relevantes.

Dialectos y peculiaridades de la lengua

Por su parte, el catedrático de la UEx, Antonio Salvador Plans, pasó por este curso de verano que se celebra en el Complejo Cultural San Francisco de la capital cacereña para advertir de la constante evolución que experimenta la lengua gracias a los diversos matices dialectales y lingüísticos identificados en Extremadura, y de los que “los propios hablantes no somos conscientes”, ha añadido. “Quizá sea el momento de revisar algunas obras clásicas como El Habla de Mérida de Alonso Zamora Vicente”, publicada en los inicios de los años 40 del pasado siglo, y poder actualizar los estudios centrados en las peculiaridades lingüísticas de las localidades. Hoy en día cualquier investigación en este sentido debe tener en cuenta cómo hablan los jóvenes y otros factores que estos trabajos no recogen.

Salvador Plans se refirió a que muchas palabras y usos verbales están desapareciendo por culpa de la evolución económica y de actividades como la agricultura tradicional, que han perdido su peso específico en la vida social. En todo caso el profesor calificó como “patrimonio cultural” las diversas variedades de la lengua.